En un local alegre y colorido de la calle Bermúez de Castro, en Oviedo, se abre un pedacito de Colombia. Suena un vallenato de Carlos Vives o una salsa del Grupo Niche y huele a sancocho. Estela, la dueña de Aire Latino, sonríe desde la barra con una amabilidad que abriga. “Me gusta que la gente se sienta en casa”, dice. Y lo logra.
🌍 De La Dorada a Asturias, buscando paz
Estela nació en La Dorada, Caldas, tras dejar un buen trabajo en una peluquería del aeropuerto de Bogotá llegó a Santander inicialmente, luego llego a Asturias. No escapaba de nada, buscaba tranquilidad y conocer otras tierras. «Yo me pagué mi pasaje, traje mis dólares. Vine sola», recuerda con orgullo. En sus primeros años, encontró pocas manos tendidas. Estuvo casada por nueve años, durante los cuales hizo su proceso de regularización, pero su fuerza venía de antes.
“Mi papá tenía restaurantes, bares, asaderos… Esa vena la heredé”, dice. Tras su fallecimiento, cayó en una depresión. Fue su hermano quien le animó a empezar algo nuevo: “Tú cocinas rico, monta un restaurante”. Y así nació Aire Latino, en el año 2000. “Trabajábamos mi madre, mi hermana, mi cuñada, mi mejor amiga y yo”, cuenta. Era un proyecto familiar con corazón de pueblo.
🍛 Aire Latino: cocina con memoria
El nombre surgió de su infancia en la ribera del río Magdalena. Aire fresco, sabor y orgullo latino. Porque el restaurante no es solo para colombianos. “Aquí viene todo el mundo, también españoles. Para que conozcan nuestra comida y se quiten de la cabeza la imagen de Pablo Escobar”, dice sin rodeos. “Yo sufrí bullying por ser colombiana, pero esto también es Colombia: trabajo, alegría, comida casera”.
En el menú: bandeja paisa, tamales, lechona, sancocho… y la sopa del día, infaltable. “Las hacemos como allá: con huesito, carne, verdura. Nada de polvitos. Aquí se pica, se sofríe, se cocina con alma”, explica. La cocina española también la domina, pero defiende con pasión la complejidad de la colombiana: “Un buen arroz, una sopa bien hecha, no cualquiera las saca bien”.
Los españoles tienen sus favoritos. “Les gusta la bandeja paisa, la lengua en salsa, y cada vez se animan más con el sancocho. Dicen que les recuerda a los cocidos, pero esto es otra cosa”.
👩🔧 Emprender con agallas y con alma
Ser mujer y migrante no es fácil. “Una vez un hombre me dijo: ‘salte de la barra y siéntate conmigo que te invito todo el bar’. Nos ven amables y creen que es por otras razones. Pero yo me hago respetar”. Estela no esconde lo duro. “Trabajo de sol a sol. A veces no saco ni un euro para mí. Pero esto me da vida”.
Tiene una clientela fiel, la «vieja guardia» que la conoce desde hace más de 20 años. Y cada día llegan nuevos. “Cuando alguien me dice ‘me sentí como en Colombia’, ya cumplí mi objetivo”.
🌺 Un sueño con flores, niños y hamacas
Estela sueña en grande. No en fama, sino en libertad. “Quiero tener una casa con jardín, flores, helechos, hamacas, un espacio para niños. Un lugar donde puedas comer, charlar, arreglarte el pelo o las uñas mientras los niños juegan”.
Esa fusión la imagina con ilusión. “Como un restaurante con spa, como en Colombia. Que sea un sitio familiar, alegre, bonito. Como los ‘Atos’ en Bogotá, pero aquí en Asturias”. Y se ríe con esa mezcla de esperanza y cansancio que solo entienden quienes emprenden sin red.
🙌 Un mensaje desde la cocina
“En España es duro emprender. Yo nunca he recibido una ayuda. Pero si luchamos y somos constantes se puede, en España se vive tranquilo también se vive en paz. Yo estoy orgullosa de mi hija que quiere estudiar medicina, es una niña directa, precisa, muy buena”. Estela no quiere que nadie pase hambre. Algunas veces, cuando un cliente que viene de trabajar le ha dicho que no tiene para el menú, le ofrece una sopa. “Una sopita más no me va a quitar nada, pero sí puede ayudar mucho”.
📍 Aire Latino está en la Calle Bermúez de Castro 23, Oviedo.
Si pasas por allí, pide una empanada. O un sancocho. O una bandeja paisa. O solo entra y siéntate a escuchar los vallenatos. Tal vez también sientas que por un rato, volviste a casa.
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